Nos vamos a la piscina
Abril 2013, Daric cumplía cuatro meses, y respetando las
indicaciones de la pediatra, empezamos el primer día de piscina.
Aquí dejo siete puntos importante de leer antes de empezar a ir a la piscina con el peque. Es una gran experiencia pero preferiblemente hacer las cosas con cabeza y con información antes que a la gran aventura. Espero que sirva de ayuda.
También siempre existe la opción de contratar un monitor que te indique los pasos a seguir...Pero si no es el caso, siempre puedes ir a la piscina para disfrutar de una actividad más con el peque.
Aquí dejo siete puntos importante de leer antes de empezar a ir a la piscina con el peque. Es una gran experiencia pero preferiblemente hacer las cosas con cabeza y con información antes que a la gran aventura. Espero que sirva de ayuda.
También siempre existe la opción de contratar un monitor que te indique los pasos a seguir...Pero si no es el caso, siempre puedes ir a la piscina para disfrutar de una actividad más con el peque.
1.
Introducción:
El agua es
un instrumento de enriquecimiento básico del niño desde los primeros meses de
vida extrauterina.
La natación para bebés o matronatación podría definirse como una experiencia afectiva, recreativa, placentera y estimulante.
La natación para bebés o matronatación podría definirse como una experiencia afectiva, recreativa, placentera y estimulante.
Lo que llamamos natación para bebés poco tiene que ver
con el nadar, al menos con lo que la mayoría de personas entienden por aprender
a nadar, ya que este planteamiento no se podrá lograr hasta los 4 ó 5 años.
Antes de esta edad los niños son demasiado pequeños para desarrollar autonomía
en el agua y adquirir los movimientos de la natación.
Por lo tanto hay que aclarar que una cosa es el
disfrute, dominio y adquisición de ciertas habilidades, y otra muy distinta
aprender a nadar. Esto es algo que los padres han de tener muy claro.
Los recién nacidos están perfectamente dotados de una
variedad de reflejos que hacen posible el progresivo desarrollo de una conducta
adaptada al medio en que se desenvuelvan, en este caso el agua. Limitar las
experiencias del primer año a la estancia en la cuna o en el cochecito de paseo
significa reducir el desarrollo tanto físico como intelectual de nuestro bebé,
en un período crítico de su vida. Todos los psicólogos y pedagogos reconocen la
importancia de los primeros años en la vida del individuo y, a pesar de ello,
seguimos sin prestar la atención necesaria hasta la entrada en la escuela. El
objetivo más importante de esta actividad se centra en reforzar el vínculo de
amor y confianza entre la madre y el bebé, haciendo que ambos compartan una
experiencia original, única e irrepetible, fortaleciendo la relación afectiva y
cognitiva entre bebé-mamá-papá. Además, por si esto fuera poco, se van a crear
situaciones de juego, dentro de un ámbito lúdico y recreativo.
Pero existen otros muchos beneficios
que aportará la natación para bebés, algunos casi tan importantes como los ya
señalados:
2.
Beneficios que aporta la natación a los bebés:
· Desarrollo psicomotor: El bebé que aún no camina encuentra en el agua la posibilidad de
moverse tridimensionalmente, siendo mucho mayor la libertad y continuidad de
movimientos. A muy temprana edad comienzan a tener nociones de desplazamiento y
distancia de una gran riqueza y sensibilidad, lo que redundará en una mayor
coordinación motriz.
· Fortalecimiento del sistema cardiorrespiratorio: La natación fortalece el
corazón y los pulmones. Debido al trabajo respiratorio que se realiza en el
agua se aumenta la eficiencia en la oxigenación y traslado de la sangre.
·
Ayuda al sistema inmunológico.
· Aumenta el coeficiente intelectual: Está demostrado que los bebés que han hecho
natación en los 2 primeros años de vida desarrollan una percepción mayor del
mundo que los rodea, con lo que ya están aprendiendo a ser más creativos y
observadores. El agua estimula la capacidad de juego del niño y este hecho
repercutirá muy positivamente en aprendizajes futuros.
·
Mejora y fortalece la relación afectiva y cognitiva entre bebé-mamá-papá: La realización de un programa
acuático para un bebé le llevará, junto con sus papás a compartir situaciones
ricas y profundas que no sucederán de otra forma pues se van a juntar las
reacciones innatas e instintivas del bebé con las propias vivencias que genera
la práctica de la natación, que sin duda ayudaran al conocimiento mutuo,
alimentando el amor y orgullo de mamá y papá.
· Inicia la socialización sin traumas en un ambiente lúdico y recreativo: Desarrollándose como personas
y su entorno de una forma natural. La convivencia en la piscina con otros niños
le ayudarán a relacionarse mejor, además de que aprenderá a compartir y
realizar actividades junto a otras personas. El niño adquiere más confianza
para comunicarse y desarrollarse en grupo, ya que estará en constante contacto
con instructores y niños.
· Desarrolla las habilidades vitales de supervivencia. Un ejemplo de ello es el
aprender a girarse sobre su espalda y flotar ante una caída al agua.
·
Ayuda al bebé a relajarse.
·
Ayuda al bebé a sentirse más seguro.
3.
Preparando al bebé en casa desde sus primeros días:
Los preparativos para la natación del niño de pecho
comienzan inmediatamente después de abandonar el hospital. Esto será de mucha
ayuda cuando vayas por primera vez a la piscina. Principalmente con ello se
persiguen tres fines:
· Reducir
paulatinamente la temperatura del baño de nuestra casa a la temperatura de la
piscina, unos 32 grados.
·
Hacer que el
bebé se familiarice con el agua.
·
Acostumbrar
a los papás a manejar al niño con total seguridad.
Está más que demostrado que los 32 grados centígrados
de temperatura del agua de la piscina es la óptima para realizar la actividad,
sin embargo, las primeras veces que bañemos en casa a nuestro bebé la
temperatura deberá ser mayor. Evidentemente una disminución brusca alteraría su
bienestar. Por eso hay que reducirla gradualmente.
Las primera veces que bañes al bebé lo harás en su
bañera pero después podrás meterle contigo, así podrás sujetarle y moverle
mejor que desde fuera. Cuando decidas hacerlo no sostengas a tu bebé cuando
entras o sales de la bañera, puedes caerte o resbalar; lo mejor es que el padre
que no se mete esté fuera para ayudar. La temperatura ya habrá disminuido al
menos hasta los 34 grados como máximo.
Ante todo tendrás que dar al niño, mediante un intenso
contacto corporal, sensación de seguridad. Es posible que muestre algo de
malestar por la nueva situación pero enseguida se sentirá a gusto y empezará a
patalear, especialmente si hacemos presión con nuestras manos o muslos contra
las plantas de sus pies.
Existen multitud de formas para coger a tu bebé
mientras ambos estáis en la bañera pero recuerda que las primeras veces la
posición tendrá que ser de forma que el niño te vea. Una de ellas (ver foto al
margen izquierdo) podría ser mientras tú estás sentada en la bañera (bien
segura/o de no resbalar), apoyando al niño de espaldas en tus piernas y
rodillas con sus pies en tu barriga, sujetando su cabeza con una mano y la otra
libre para acariciarle, mojarle el pecho, etc.
Otra posición sería apoyando la espalda del bebé en tu
pecho, cogiéndolo por la cabeza, con las palmas de las manos y los dedos hacia
abajo. No le sujetes ni por el cuello ni por la espalda. Espera a que esté bien
relajado, cuando esto suceda, ve estirando tus brazos hacia adelante poco a
poco mientras él flota. Observa cómo el bebé flota.
Después de realizar este par de ejercicios coge al
pequeño y chapotea un poco con el agua, seguro que él también lo hace. Échale
unas gotas de agua por la cabeza. Al rato y a la orden de "listos,
ya" vuelve a echarle agua pero esta vez en la cara.
Es importante que mientras realizas
estos pasos en la bañera no haya jabón en el agua.
4. Edad del
niño y sus horarios:
Es recomendable esperar hasta los 3-4 meses de vida,
para llevar al bebé a la piscina. Algunas escuelas de natación no los aceptan
hasta los 6 ó 7 meses, pero esto sólo significa que las instalaciones no están
suficientemente preparadas para bebés de menor tiempo, básicamente por la
temperatura del agua. Puedes empezar las clases cuando realmente te sientas
segura/o, pero deberás de tener en cuenta que a partir de los 8 ó 9 meses el
bebé perderá algunos reflejos innatos muy importantes que sin duda serán muy
útiles. Por eso los bebés menores de un año se adaptan al agua más rápidamente
que los niños mayores. El miedo al agua se adquiere conforme el niño va
creciendo; mientras más tiempo esté apartado del agua, probablemente
desarrollará sentimientos de desconfianza y hasta fobia, que posteriormente
dificultarán en muchos de los casos, el aprendizaje de la natación.
La elección del horario, como otras muchas cosas, lo
elegirá el propio bebé. Deberá ser a una hora en la que no tendrá que dormir ni
comer. Esto es importante para que las sesiones de natación no perturben el
ritmo diario habitual.
Otra cosa de deberás tener en cuenta
es el tiempo que el pequeño permanecerá en el agua de la piscina. Las primeras
sesiones serán cortas y podrán ir aumentando progresivamente hasta los 20
minutos como máximo. De todas formas ya se ha dicho que será el propio bebé
quien marque este tipo de pauta, si ves que tiene frío, está incómodo o llora
demasiado le sacas de la piscina. No te preocupes por pensar en no aprovechar
las clases.
5.
Requisitos que debe de cumplir la piscina:
·
La
temperatura del agua deberá estar a unos 32 grados centígrados, aunque puede
variar un grado arriba o abajo dependiendo de la época del año y la edad del
niño.
·
El nivel de
cloración del agua deberá estar entre el 0,5 y el 0,6 por ciento (frente al 1
por ciento en las de adulto).
·
Es muy
recomendable que la piscina sea cubierta y climatizada y por supuesto cumpla
con los requisitos higiénicos-sanitarios establecidos.
·
La zona de
los vestuarios donde cambiarán las mamás (o papás) a sus niños deberá
igualmente estar climatizada y cumplir las norma higiénicas.
·
Algunos
vestuarios están bastante apartados de la piscina y en este trayecto los niños
se pueden quedar fríos. Por ello es muy conveniente que cerca del vaso
(piscina) exista un banco o lugar especial para desnudar y vestir al niño.
·
La piscina
de los pequeños debe ser sólo para ellos, nunca compartida. Estos "vasos
de enseñanza" suelen tener unos 6 por 4 metros aunque estas dimensiones no
se establecen como una norma, existiendo en la actualidad de muchos tamaños y
formas.
·
Evitar los
horarios de máxima afluencia, principalmente por el ruido.
6. La
primera visita a la piscina:
El bebé necesitará un tiempo para aclimatarse al nuevo
entorno (temperatura, espacio, ruido, gente, etc.). Lo normal es que el
profesional asignado a tus clases te enseñe las instalaciones. Lo habitual es
que no estés solo y tanto tu bebé como tu tengaís compañeros de piscina nuevos.
Aprovecha para intercambiar opiniones con otras mamás o papás y si tienes dudas
pregúntale al técnico que os acompaña. Poco a poco el bebé se irá relajando.
Con toda la tranquilidad del mundo, y ya en la
piscina, cambia a tu hijo en un lugar donde no haya corriente. Sentaros al
borde del vaso. Asegúrate de la profundidad, es obligatorio que esté marcado
con pintura en el mismo borde; pregunta si dudas al técnico. Lo habitual es que
mida entre 0,50 y 1 metro. Si ves que tú solo no puedes sentarte pide ayuda
para que te sujeten al bebé mientras tu te sientas junto a él o te metes en el
agua.
Coge al pequeño entre tus brazos y llévatelo al pecho,
háblale en tono tranquilizador. Date un pequeño paseo por el agua mojando poco
a poco. Esto para ser el primer día es más que suficiente.
El técnico o monitor os explicará todo cuanto
necesitéis saber. Recuerda que el verdadero profesor no será nadie más que tú,
el monitor solo os irá dando pautas y recomendaciones de actuación.
El método utilizado nunca debe “presionar” al niño
para que aprenda a flotar. Se trata de que le pierda miedo al agua, si lo
tuviera, lo vea como algo lúdico y se divierta. Importa más que la experiencia
sea grata a que consiga la flotación. Si el método de enseñanza es bueno, los
niños no tienen por qué pasarlo mal o mostrarse reacios a acudir a la piscina.
Los padres no deberían obsesionarse porque sus hijos aprendan técnicas de
supervivencia (como la flotación) o de movimientos. Lo fundamental es que
adquieran el gusto por el agua.
Si por miedo, por dificultades económicas o por
cualquier otro motivo los padres presionan al niño para que consiga objetivos
en un tiempo corto, los efectos serán probablemente justo los contrarios a los
que se buscaban. Además, a estas edades, los niños tienen una percepción muy
intensa de lo que ocurre a su alrededor, y muy pocas vías de expresión de sus
temores, muchas veces reducidas al lloro y otros síntomas no orales.
Si la experiencia resulta demasiado
traumática, dejará secuelas durante el resto de su vida. Hay que crear un
ambiente relajado en el que tanto el propio niño como los padres y el monitor
disfruten de las clases y se inspiren confianza mutua.
7. Recomendaciones
que no debes olvidar:
·
Antes de acudir a la piscina con tu bebé deberás consultar con el
pediatra.
· No dejes nunca a tu bebé solo cerca del agua. Aunque los programas de
natación para bebés pueden enseñarle a moverse en ella, tu bebé es demasiado
pequeño para ser consciente del peligro que ello tiene.
· El personal que impartirá las clases estará cualificado de forma
específica para trabajar con niños.
·
Elige un
horario en el que el niño normalmente no tenga que dormir o comer.
·
Nunca le des
de comer minutos antes de la sesión de natación.
·
Después del
baño hay que secar al niño inmediatamente.
· Una vez que
el niño esté vestido, debemos abandonar inmediatamente el pabellón de la
piscina. Con el aire caliente el niño se pondría a sudar en seguida, lo que
significa resfriado seguro al salir a la calle.
· Un niño
enfermo no debe bajo ningún concepto bañarse. Tan pronto como advirtamos los
primeros síntomas de alguna indisposición, dejaremos de llevarle a la piscina y
no reanudaremos las clases hasta que el niño vuelva a estar perfectamente
restablecido.
·
Lleva todo
lo necesario para cambiar de pañal al niño.
·
Nunca hagas
comparaciones entre tu bebé y otros. Esto provoca una actitud que puede
perjudicar el desarrollo del niño.
· No
establezcas un determinado periodo de tiempo para lograr objetivos, cada niño
aprenderá a su ritmo. Por lo tanto has de respetar el ritmo de desarrollo del
bebé y nunca forzarle.
· Ten presente
que los aledaños del vaso están casi siempre mojados y puedes resbalar,
especialmente cuando tienes al pequeño en tus brazos. Camina con mucho cuidado
y utiliza zapatillas cuya suela no resbale.
· Personalmente
desaconsejo las escuelas, piscinas o entidades cuyos programas acuáticos para
bebés promueven dicha actividad únicamente como una manera de lograr respuestas
de supervivencia en lugar de considerarla como un aspecto más de la educación
física, psíquica y afectiva.
·
Evita
piscinas de dudoso control higiénico y sanitario porque son causa de serias
infecciones y enfermedades. Si tienes que hacer una reclamación formal para
subsanar una deficiencia, no lo dudes, le beneficia a tu hijo, a ti y a todos
los usuarios en general.
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